A través de la terapia EMDR, abordamos tanto traumas “T” como “t”, apoyando a los pacientes en la reparación de sus heridas emocionales.
La inmensa mayoría de las personas que acuden a terapia, tienen sintomatología asociada a traumas “t”. Los clientes al inicio de la terapia no tienen consciencia de la relación que hay entre el trauma “t” y su malestar emocional.
La Terapia EMDR aborda ambos tipos de traumas facilitando el procesamiento y la integración adecuada de los recuerdos traumáticos. En el caso de los traumas «T», el foco está en desensibilizar la intensidad emocional asociada a los recuerdos específicos, permitiendo que el individuo recuerde el evento sin revivir el trauma. Esto se logra mediante la estimulación bilateral, como los movimientos oculares, que activa los mecanismos de procesamiento del cerebro para transformar el recuerdo traumático en una memoria adaptativa.
Para los traumas «t», la terapia se centra en identificar los patrones de creencias negativas que se han formado como resultado de estas experiencias acumulativas. A través de la terapia EMDR, se trabaja para reestructurar estas creencias hacia perspectivas más positivas y adaptativas, permitiendo al individuo desarrollar una mayor resiliencia y un sentido más saludable de sí mismo.
En ambos casos, la Terapia EMDR demuestra ser una herramienta terapéutica efectiva, ofreciendo a las personas la posibilidad de liberarse de las cadenas del trauma y avanzar hacia una vida caracterizada por la estabilidad emocional y el bienestar psicológico.
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