Esta terapia me ha enseñado que tenía muchas cosas dentro de mí que, aunque eran tristes, eran preciosas, y que había que tratarlas con cariño y permitirme sentir así. Cuando empiezas a sentir que son tus emociones y que solo tú puedes sentirlas es cuando empiezas a sanar. A digerir tu pasado, que llorar no es malo, que es sano, que es fuerte y que simplemente es eso, otra emoción igual de bonita que la risa.